Visible
Si algo me llama la atención por estos días, es justamente esta palabrita. Para hacerte a un empleo, ganarte un proyecto y hasta para lograr un lazo comercial, de amistad o simple conexión en alguna que otra red social, el ser visible parece haberse convertido en algo así como parte de tu identidad profesional.
¿Qué significa ser visible? ¿Cuánto cuesta serlo? ¿Para qué necesitamos esa visibilidad?
En muchos procesos de selección hoy te piden enlaces a tus redes sociales, antes de certificar experiencias o títulos académicos. La visibilidad, entendida como requisito indispensable para aplicar a un empleo, es más que evidente. En este escenario, ¿qué inclina la balanza para que lo que dices o publicas en una red social te haga contratable, o te descarten?
Las redes sociales, valga el recorderis, se diseñaron con el fin de conectar personas a pesar de las distancias de la geografía. Con el tiempo, se transformaron en tribunas de opinión, discusiones políticas, confrontaciones ideológicas y comercialización de toda clase de productos y servicios. En suma, hoy son la vitrina global de las ideas.
Y justo esa condición me hace redactar estas líneas: ¿qué tan peligroso eres para una empresa, cuando en tus redes sociales haces público lo que piensas? ¿temen las empresas que tu forma de pensar no esté en línea de lo que tus futuros jefes piensan, o quieren que pienses?
Por otro lado, esa vitrina global de las ideas exige un mínimo performance previo a la exhibición: como cualquiera otro producto, es importante que el empaque sea el apropiado, es decir, que te veas bien, que hables correctamente o que lo que sea que digas resulte llamativo. En consecuencia, pesa tanto que seas máster o doctor en tu área de interés académico, como tu registro ante la cámara o el fondo que uses para grabarte en video y hablarle al micrófono cuando sientes tener algo que decir.
Porque, obvio, no solo se trata de que en las redes te veas impecable y decidido: se trata de que hagas empatía inmediata con quien decide si pasas o no al próximo escaño en el proceso de selección, con quien define la compra de tu producto o servicio, o de quien acepta tu pedido de contacto en la dinámica propia de cualquiera de las redes sociales existentes.
Entonces, y antes del cierre, sumemos otras preguntas: ¿te sientes popular? ¿crees que tus ideas y pensamientos pueden ser útiles a una organización? ¿te hiciste experto en selfis, a la par que cursaste un diplomado de actualización en tu área de interés? ¿abriste un canal de Youtube? ¿produces material para TikTok a la par con tus actualizaciones al currículo?
La visibilidad como estrategia es útil para quienes viven en la independencia productiva, aunque para quienes buscan empleo estable puede ser todo un dolor de estómago. Y, como ya no hay tiempo de reaccionar, de llorar o lamentarse, inevitablemente hay que entrar en la dinámica y engrosar la lista de pendientes, en caso de que requieras incluir esa tarea dentro de tu cotidianidad.