Los Prosumidores
El consumo de información es una de las condiciones más apremiantes de la condición humana contemporánea. No hay un instante del día en el que la información no tenga un protagonismo elevado, y eso se refleja por igual en las empresas de productos y servicios. La necesidad de datos, sin duda, es uno de los aspectos más urgentes de nuestra cotidianidad.
Sin embargo, también existen aquellos, empresas o personas, dedicados a la producción de datos e información en todos los formatos. Ellos, los productores, cuentan con la ventaja de que saben de las necesidades del mercado, orientan las tendencias informativas y cobran los beneficios lógicos de sus actividades cotidianas. A pesar de lo anterior, también ellos son consumidores de datos, bien sea en bruto o con algún valor agregado, pero consumidores al fin.
Tal vez la palabra prosumidor cause alguna extraña sensación en su mente. Eso es porque la palabra no es tan común, pero tengo la certeza de que los conceptos que conecta sí son bastante conocidos: Producción y consumo, en este caso, de información.
Pienso que en manos de un académico de la lengua española, esta unión de palabras y conceptos puede resultar inexplicable. Yo, por el contrario, considero apenas oportuno el intento por analizar la expresión resultante, y decir con total franqueza, sin ánimos pontificios sobre los significados de las palabras, que somos, en general, prosumidores informativos.
Los habitantes del planeta que hoy tenemos por hogar hacemos enormes inversiones en el consumo de medios especializados, y contemos entre ellos a los periódicos, las revistas, los suplementos y materiales enciclopédicos, las asesorías y consultorías y hasta la misma red Internet. Consumimos datos, es cierto, pero ¿cuántos de ellos producimos?
Con la mano en el corazón, hay que pensar en la calidad de consumidores que somos. Tenemos altos índices de compra de datos y de informes terminados, pero son pocos los materiales que producimos. Con las bajas tasas de conectividad a Internet que tenemos en Colombia, menores al 10%, somos víctimas de la brecha tecnológica y aparecemos en franca desventaja con relación a los países más desarrollados, que con indicadores de conectividad de hasta un 85% nos llevan una enorme ventaja en cuanto a producción de contenidos se refiere.
Ser un prosumidor implica la doble condición de crear y consumir información, de pensar, escribir y plasmar sobre los bits y hasta en el papel aquellas ideas, los recuerdos, las historias, y los proyectos que a diario pasan por la cabeza y que muchas veces quedan extraviados en el limbo de la imaginación, como consecuencia de una falta de los espacios adecuados para que la producción informativa vea la luz, o por lo menos, el formato HTML para exportarlo a la web.
Con sólo contar el número de blogs colombianos en la red, basta para confirmar lo que ya he dicho en líneas anteriores: Somos consumidores más que productores de información.
¿No cree que llegó la hora de cambiar de rol y convertirse en un buen prosumidor? Con tantos recursos disponibles, pienso que no hay más tiempo que perder y, por el contrario, hay muchos buenos procesos y beneficios que ganar.
Juan Pablo Ramírez