Ghostwriting

Ghostwriting

Escribir para otros sin que nadie sepa que fuiste tú. Eso traduce la palabreja del título, y debo decir que me sorprendí cuando conocí esa expresión.

Aclaro que para los comunicadores sociales y periodistas de mi generación el término puede sonar extraño, aunque jamás su traducción. A fin de cuentas, es lo que hemos hecho miles de veces, sin un nombre tan vistoso y con los mismos resultados.

¿Qué justifica el ghostwriting?
Cuando tienes una idea y te cuesta ponerla por escrito, corres el riesgo de perder una oportunidad o de resolver alguna situación particular. La escritura funciona como un traductor simultáneo, solo que ese traductor no siempre puedes ser tú mismo. A quienes conocemos como personas ocupadas (gerentes, líderes de procesos productivos, dirigentes políticos, entre otros) tienen decenas de temas en mente, y poco espacio para descargar las ideas al papel.

Otras personas, ocupadas o no, enfrentan otra situación: ¡no les fluye la escritura! Y sí, es una realidad inevitable para más personas de las que podemos imaginar. Allí, en esos casos (y aún en más) es cuando aparece la llamada al amigo (o a los comunicadores, o a una agencia, o a un freelance, entre otros) con la misión específica de resolver esta necesidad particular.

¿y qué escribe el ghostwriter?

Casi todo lo que se puede escribir: cartas, correos electrónicos, artículos comerciales, textos académicos, discursos empresariales, libros, discursos políticos… ¡hasta cartas de amor pueden redactarse! La esencia del servicio no es más que entender lo que otra persona quiere o necesita decir, y ponerlo por escrito para que quien lo reciba lo entienda, y actúe según lo que se espera.

Ahora, si bien el acto de escribir no debería representar algo más allá de una habilidad profesional, entran el escena consideraciones importantes como los ejes estructurales del contenido a redactar, los tiempos disponibles, los tonos de redacción y hasta las expresiones particulares a tener en cuenta en el proceso.

La escritura, en cualquiera de sus formas, es un acto creativo. Por eso la tarea de un ghostwriter también incluye la necesidad de entender la voz de quien pide la construcción del contenido, incorporar la entonación, las pausas y una que otra expresión de quien pide el apoyo, más aún cuando se trata de textos que serán leídos en algún escenario. Es, literalmente, ponerse en los zapatos o en la voz de quien se expondrá al escrutinio público con el contenido que el ghostwriter entregará.

¿Qué se debe tener en cuenta?

Los procesos de redacción parten de ideas previas. El cliente sabe lo que quiere decir, mas no tiene clara la forma de hacerlo. El ghostwriting es algo así como el alfarero que moldea la arcilla, y esa arcilla es la información preliminar de la que parte el proceso.

También es útil y necesario que el cliente revise un par de pruebas previas al resultado final, con el fin de ajustar el tono, las expresiones y la forma misma del texto resultante. A fin de cuentas, el nombre de quien pide ayuda o de la marca contratante será quien aparezca como autor o firmante de esos textos que se moldearon por encargo.

¿Que sí yo hago ghostwriting? ¡Sí! Es parte de mi ejercicio profesional por más de 25 años, y espero hacerlo por muchos años más.